17 de julio de 2011

Todas las Mañanas del Mundo

Hay opiniones difíciles de expresar por la voluntad de evitar dar demasiados detalles (como por ejemplo, la relación entre personajes) o intentar plasmar lo preciosa que es una canción o una banda sonora. Claro ejemplo es esta película.

Marin Marais, el violagambista de la corte de Luis XIV, hará un repaso de su vida, incidiendo especialmente en su etapa de aprendizaje junto al conflictivo y enigmático maestro Sainte-Colombe, un hombre alejado de los círculos monárquicos y que vive recordando a su amada esposa fallecida doce años antes, el cual es muy reticente a darle clases y a compartir su música y conocimientos.

No hace falta que os recuerde que es una película barroca (y gala), lo que se traduce en un ritmo pausado, interpretaciones contenidas y silenciosas, todo un lujo de detalles de la época, una excelente puesta en escena y una cuidada fotografía que exhibe unos planos como cuadros o luce bellos parajes en los cuales los personajes reflexionan o acallan sus demonios.


La cinta, en esencia, habla del amor en todas sus facetas (el amor puro e idealizado, el desamor, la pasión eterna y pasajera y por supuesto el amor a la música, que será el hilo conductor de esta obra) y del dolor, la pérdida, la culpabilidad. La búsqueda de la redención es una constante apaciguada por las notas de la gamba (resumiendo, no es cine para tod@s).

La mejor interpretación (muy por encima de todas) corre a cargo de Jean-Pierre Marielle, que logra crear un personaje complejo, torturado por el vacío de la pérdida de su esposa y que busca en la música un vehículo de consuelo, de comunicación con ella... y en modo alguno un medio para alcanzar el éxito y la perfección (como es el caso de su díscolo discípulo, interpretado en el período de juventud por el ya fallecido Guillaume Depardieu y en la edad adulta por su padre, Gérard Depardieu).
El mejor personaje de todos es la música, presente en todo el metraje y ejecutada por el inigualable Jordi Savall.




No apta para todos los paladares pero muy recomendable para grandes amantes de la música clásica (su banda sonora es una de las más vendidas en Francia).
Si tu estómago sólo está acostumbrado al frenético ritmo actual, ni se te ocurra verla.

Abrazos wasabitas.


2 comentarios:

Javier Simpson dijo...

Me suelen gustar este tipo de pelis de época. Me interesan las recreaciones que se hacen donde las direcciones artísticas y los vestuarios juegan un papel fundamental. Me la apunto; a ver si la consigo. Un saludo, Sidhe. Buena reseña.

Sidhe dijo...

A lo "ladrón de guante blanco" es fácil encontrarla, si la ves, ya me contarás. Por cierto, te recomiendo también La Leyenda del Pianista del Océano, hice no hace mucho la reseña y me pareció muy buena.

Saludos