6 de diciembre de 2009

2012

...Y entonces llegó el 2012.

John Cusack con dos tonos de azabache innecesarios y rozando el Síndrome de Nicholas Cage hace lo que le da la gana a lo Pedro Palomo.
Y así se podrían resumir un par de horas palomiteras, que bailan entre lo absurdo y lo apocalíptico, ese género que visita nuestras vidas cada dos años cual Papá Noël con Alzheimer.

Tampoco se podía esperar nada mejor de alguien que tiene como mejor película en su currículum Soldado Universal. Los milagros en la carrera de Roland Emmerich son tan probables como en la de Uwe Boll.

John, deja la gomina y ponte a trabajar en serio...

Y hasta aquí puedo leer de semejante pestiño.

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