María y Yo

Basado en el cómic de Miguel Gallardo (este sí he tenido el enorme placer de leerlo y es más que recomendable), María y Yo es un documental emotivo e intimista sobre una alegre y simpática niña que tiene lo que se conoce como espectro autista.

Durante el metraje veremos con los ojos de Miguel cómo le detectaron el autismo a su hija, cómo iba reteniendo los recuerdos mediante los dibujos que él mismo hacía de la pequeña y de su evolución y cómo fueron sobrellevando y adaptándose a sus necesidades  y descubriendo otra forma de ver la vida. 

María, para encontrar cierto equilibro en este ruidoso mundo se ayuda de sus rutinas, como la repetición de gestos o sonidos y de ciertas actividades cotidianas.

Además, recibe clases en un centro adaptado, así como ayuda profesional para poder ser autónoma.

Para entender la percepción de María, el narrador (que es el propio Miguel) nos comenta que ella percibe su exterior como si estuviese rodeada de varios televisores a todo volumen encendidos todo el tiempo de manera simultánea.
Tras ese punto de partida y haciendo una excelente y fiel adaptación del comic, no hay lágrima fácil o melodrama de por medio, por lo que el documental dirigido por Félix Fernández De Castro es emotivo, entrañable y optimista (el resort canario, paraíso de gambas, no tiene desperdicio, como muchas de las situaciones que iremos viendo, en las que predomina el buen humor).

Llama la atención su curioso montaje, debido a que alterna las grabaciones (que oscilan entre la tristeza justa a los momentos divertídisimos) con animaciones y frases sobreimpresionadas en las imágenes (esos momentos nos recuerdan a Harvey Pekar y a Daniel Clowes), lo que le aporta mucha frescura y dinamismo al documental.

Durante esta hora y media (que pasa a la velocidad de la luz), en María y Yo, por encima de todo, percibimos el esfuerzo de May y Miguel, dos padres que quieren lo mejor para su hija, conscientes de las limitaciones y de las dificultades a las que se enfrenta María, y que reflexionan con total honestidad sobre su realidad sin pretender hacer un discurso drámatico y sí muy sincero.

Quisiera remarcar la admirable la capacidad de esta pareja para sortear las distancias (Miguel vive en Barcelona y May con María en Canarias), pero ni los aviones ni las barreras que pueda tener María evitan un contacto regular y que los 3000 kilómetros de distancia parezcan tan sólo un par. Lo dicho: Admirable.

En definitiva, María es una niña sociable a la que le encantan las fiestas, comer espaguetis, conocer gente, hacer listas larguísimas, la arena del mar y aprender dentro de sus posibilidades a valerse por sí misma.

María y Yo me ha parecido un gran trabajo por parte de todos, y desde este humilde rincón le ponemos siete playeros wasabis.  

Os dejamos el trailer, wasabitas:

A mí también me gusta el agua, María. :)