Después de que su nave se estrellase en el extraño planeta Perdide, Piel, el pequeño hijo de la pareja de tripulantes, debe sobrevivir mientras contacta con una nave de contrabandistas que deciden salvarlo de tan hostil entorno.
Jaffar, el líder de sus rescatadores, no cuenta con que los peligros irán aumentando inesperadamente.
Este curioso largometraje francés de animación de 1982 puede presumir de contar con una gran belleza plástica y grandes dosis de experimentación, ya que su mayor baza es el contar con el mismísimo Moebius (artista de sobra conocido por los amantes del comic) en las labores de diseño.
Y en poco más que eso se queda, tristemente, este film de René Laloux, director de la magnífica El Planeta Salvaje, también de animación y de ciencia ficción.
Es una película que entretiene a duras penas, debido a su ritmo lento (aunque precipitado hacia el final), sus pocos carismáticos personajes (hay bastante exploitation starwarsera) y a su confusa historia, si bien, dada su condición de no yanki, encierra un mensaje adulto inusual en las producciones animadas más mainstream, lo cual siempre se agradece.
En definitiva, se queda en curiosidad cinéfila para enamorados de la animación, sobre todo de la vieja escuela (y muy bien animada que está, la verdad sea dicha)... y en testimonio de su época (esas melodías electrónicas a lo Jean Michelle Jarre resultan simpáticas hasta que su repetición continua acaba por cansar).
Como ya he dicho: no es que la película sea mala... pero dejémosla sólo para adictos a los dibujos.
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