Un día te levantas y tienes la seguridad de que pasarás a la historia y decides embarcarte en tu ópera prima, una película de ciencia ficción, catastrófica, terrible y con altas dosis de drama.
Para tan digno menester necesitas el mejor villano de la historia, alguien que destile maldad por cada poro de su cuerpo… Aquí debió ser donde Phil Tucker (en ese momento un novel director) se dejó los sesos y viendo su irrisorio capital, decidió echarle imaginación (y algo de morro) al asunto.
Por el módico precio de 40 dólares diarios y durante apenas dos semanas, contrató al protagonista de la historia: un señor que por ese importe incluía hasta su propia vestimenta (que no era nada más ni nada menos que un traje de gorila, debido a que se dedicaba a interpretar a estos entrañables primates en producciones de serie B y al que para dotar de cierto aire alienígena pusieron una media en la cara y una escafandra con antenas (así, quién no domina el mundo).
Entre los actores nos encontramos al futuro novio de Rock Hudson, que será el macho alfa descamisado que tendrá que batirse (no sabría si decir en duelo) contra Ro-Man (medio mono, medio robot, y con una trasto que hace pompas de jabón).
Por supuesto habrá damisela en apuros (muy cerca de enseñar carnaza) incluída en la típica familia superviviente que luchará con todos sus medios contra ese peludo colonizador que ha dejado a la Humanidad extinta.
En ella, encontraremos al padre shakespeariano y de fuerte acento húngaro (si, como Lugosi), abnegada madre e hijos que durante la hora justa que dura la cinta se aburren entre tanto decorado de cemento y esa cueva en la que Ro-Man tiene su central de operaciones (y el cacharro de tecnología punta que suelta pompas de jabón y hace ruiditos... quiero uno por Navidad).
En ella, encontraremos al padre shakespeariano y de fuerte acento húngaro (si, como Lugosi), abnegada madre e hijos que durante la hora justa que dura la cinta se aburren entre tanto decorado de cemento y esa cueva en la que Ro-Man tiene su central de operaciones (y el cacharro de tecnología punta que suelta pompas de jabón y hace ruiditos... quiero uno por Navidad).
Si el argumento es descabellado, sorprendentes son varias escenas que se repiten de dinosaurios (que no vienen al caso) y Ro-Man suplicando por la joven a la que quiere salvar (si es que soledad, es la peor de las enfermedades...) a su jefe (vamos, el mismo tío con la media, la escafandra y la tonelada de pelo-mono) .
Seguidores de lo extraño y lo bizarro, no dejen de disfrutar de las aventuras y desventuras de este King Kong de bolsillo.
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