Rondaban los inicios de los sesenta. Un torrente de inmigrantes procedentes de España, Italia y Turquía llegaron con la intención de tener un porvenir a Alemania.
Hüseyin Yilmaz busca un futuro mejor para su familia decide (como otros tantos) salir de su pueblo en Anatolia (Turquía) y aterrizar en Almanya.
Por avatares de la vida se convierte en el inmigrante un millón uno, lo que años después hará que reciba una carta de la Canciller para que hable de su experiencia como trabajador inmigrante turco y como nuevo ciudadano alemán.
Paralelamente a este suceso, decide pasar las vacaciones de Otoño con sus esposa, sus tres hijos y sus nietos en su pueblo natal, lo que abrirá ciertas brechas y supondrá el repaso vital de su familia.
Dirigida por Yasemin Sandereli y coescrita con su hermana Nesrin, Almanya construye un retrato costumbrista y bastante desenfadado de lo que supuso para cualquier familia inmigrante adaptarse a un país nuevo del que ni conocen el idioma ni la forma de vivir.
La religión, la integración generacional, la particular relación entre todos los integrantes de la familia... Explicado con la voz de Canan, la nieta mayor que haciendo uso de flasbacks, así como de escenas entrañables, nos contará la historia de la familia Yilmaz con el objetivo inicial de hacer entender quién es al pequeño Cenk, así como recodar cuales fueron los inicios de la adorable pareja formada por Hüseyin y Fatma.
La narración hace especial hincapié en los recuerdos de ambos, su preciosa historia de amor, sus hijos, su llegada a Alemania y el desarrollo de su vida... Todo se entrelaza durante el camino en la destartalada furgoneta que les conduce a su pueblo y que servirá para dar sentido a la decisión que tomó Hüseyin.
En la línea de Todo Está Iluminado o Pequeña Miss Sunshine, Almanya habla del núcleo familiar más allá de raíces y de lo que somos, lo que creemos que somos y lo que somos realmente.
Hay que reconocer que ciertas anécdotas están muy logradas (y si sois de familias emigrantes os resultarán reconocibles), y prácticamente todo que les van sucediendo nos provoca empatizar con la mayoría de los miembros de la familia (ya sea en su infancia o su madurez) y que la película logra tener un buen ritmo desde el principio hasta el fin.
En el apartado técnico, el cromatismo es fantástico (hasta de ciertos aires Amelianos), excelente la banda sonora de Gerd Baumann (muy en la línea de las que suele componer Goran Bregovic para Kusturika) y tanto los actores como los diálogos están muy bien, lo que hace que Almanya: Bienvenido a Alemania no se regocije en el drama y sea muy dinámica y amena.
Humor, ternura y alguna lagrimilla....Con siete wasabis que sueñan con botellas gigantes de Coca-cola y el trailer os dejamos por hoy.
8 comentarios:
Precisamente ayer vi en el cine Verdi este "Vente a Alemania, Huseyin" y me gustó bastante. Hay situaciones reconocibles pues yo nací y me críe en Berna donde mis padres fueron a ganarse los garbanzos. Saludos. Borgo.
Me atrae. Cosas familiares que resultan universales en un lugar de cultura diferente interpreto. Suena a entrañable.
Un saludo, Sidhe. Buena reseña.
Tiene muy buena pinta lo que nos cuentas. Y también me ha gustado el afiche de la película.
Saludos
David
Error del Canciller Alemán: a quién tenía que haber enviado la carta era a Günter Wallraff. El sí que le hubiese contado de maravilla lo chachi piruli que lo pasaban los emigrantes turcos en la Nueva Alemania.
No está mal el comentario, para no haber visto la película ni ná, ¿eh?
Para no haberla visto... de momento.
Este tipo de historias familiares simpre me resultan de lo más grato.
Pero a ver si el tiempo me permite echarle una ojeada, ay !!!! el tiempo, que no da sí.
Besotes.
Pues que me suena a "Vente a Alemania Pepe", bueno no, en serio, pero sí a "Un Franco, 14 pesetas"
Saludos
Pues por tú estupenda cronica , me gustaria verla ! porque seguro paso un buén rato, aunque se me escape alguna lagrimilla, esas pelis , son las que más me gustan... jijiii
Besitosss.
Muy buena, no me la esperaba tan buena, la verdad...
Muy bien retratado todo el choque cultural, las espectativas e ilusiones, el miedo, todos los cambios... con su puntito justo de emotividad y crónica sociohistórica.
¡... Y la fotografía es mavarillosa!
Saludox.
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