22 de abril de 2011

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Después de su perfecta entrada al séptimo arte con Moon estaba claro que servidora haría acto de presencia por el cutremulticine de turno para ver el nuevo proyecto de Duncan Jones, película que con el boca oreja acabaréis (casi) todos por ver.

Si en Moon se nos proponía el desolador testimonio de un astronauta abandonado a su suerte en la Luna, esta vez la batuta la lleva un militar (nada más y nada menos que el capitán Colter Stevens, interpretado por el siempre agradable Jake Gyllenhall) que antepondrá su deber (averiguar cómo evitar un ataque terrorista y descubrir quiénes se esconden tras de ello) por encima de prioridades personales, al menos hasta que descubra un pequeño detalle respecto a sí mismo (si tenéis dos dedos de frente no iréis a googlear, ya sabéis: tenéis el cine o a la Opción B, vosotros mismos).

Os esperan dos horas de ciencia- ficción camuflada de acción trepidante y amooor, una estética setentera con aires de thriller y un argumento que puede dar que pensar (efectivamente, podría ser la prima lejana del Origen de Nolan; no todo durante el año tienen que ser mierdeces o pajas mentales de bailarinas histéricas, que dirían por ahí).

En 9o y pico minutos a este muchacho le da tiempo hasta para hacer en esta ensalada una pequeña crítica política y una ligera reflexión social (pero sin moralinas patrióticas ni pedanterías).
Sin riesgo a equivocarme, el señor Jones va por muy buen camino (así que ya estamos a la espera de que Mute, su nuevo proyecto parece caliente motores).



A los que ya la han visto (sin ánimo de spoilear):
El final, si os fijáis, no es lo que parece (no pidamos peras al olmo). De hecho, es lo que la película pretende decir una y otra vez... Ahí dejo eso, pequeñuelos.


Mañana es el Día del Libro y la Rosa en estas tierras. Sean caballerosos y regalen a sus Julietas un buen libro (y al revés también). Y cuídense mucho.


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