7 de mayo de 2011

Tokio Blues (Norwegian Wood)

Me hubiera encantado afirmar que por fin ha llegado a la gran pantalla una gran adaptación de una novela de Haruki Murakami pero decir semejante frase sería mentiros como una bellaca.

De hecho (y sin haber leído 1Q84) siempre he pensado que sólo querría ver en la gran pantalla After Dark y El Fin del Mundo y un Despiadado País de las Maravillas, así que esta adaptación no es que me hiciese precisamente ilusión (pero tenía cierta curiosidad en ver si alguien sería capaz de captar el Universo Murakami).

Para empezar, el triángulo de personajes principales no tienen ni la mitad del chispa que en el libro y sus actos y sus pensamientos (si no has leído la novela) no se acaban de justificar.
Oh, cuanto drama por milímetro cúbico en esas desdichadas almas torturadas de las que no entiendes su pesar (¿alguien dijo emo?, suma y sigue, que personajes más aburridos, mon dieu) pero eso no importa, pues veremos espectaculares parajes de la mano de una fotografía exquisita y cuidada (que no hace más que recordarnos el dolor y el vacío de los personajes, que en esencia, tal y como están expuestos en la película, lo único que buscan es una sesión de fornicio, sin más).

Por si la historia no fuera lo suficiente floja, es narrada de forma hiperlenta, por lo cual la película se eterniza y progresivamente destroza tus nervios.

Convencida estoy que caerá en el más profundo de los olvidos junto con su productor (que debe proseguir en su ardua tarea de darse cabezazos)

Hasta la próxima película.




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