Ayer por fin, pude ver Para entrar a vivir de Jaume Balagueró (parece que está en racha) , película que se engloba en el ciclo de Historias para no dormir de Chicho Ibañez y con un resultado que no envidia a ninguna producción cinematográfica y eso que los recursos no se pueden ni comparar, pero cuando uno tiene un guión entretenido y dos actrices que dan el do de pecho, se puede lograr lo que a simple vista, parece inimaginable.
El tiempo de las niñas pegadas a la caja tonta y de los fantasmas tocando las narices a altas horas de la noche ya se ha pasado de moda. Hace unos años, recuerdo que se hizo una estadística en estas tierras y uno de nuestros mayores miedos es el hecho de intentar comprarnos una triste vivienda y sinceramente, yo que sigo perteneciendo al selecto grupo de hipotecados de por vida, mantengo el mismo terror que el día que firmé mi pacto con el diablo (digo con el banco).
Y es, de ese miedo tan real y tangible del que se nutre, en parte, la película.
Núria González (ignoro el nombre de su personaje) es una más que convincente comercial que muestra un piso en la periferia a una pareja y lo que en principio parecía un chollo al instante es el mismo infierno. Buenas dosis de terror y dos personajes (la comercial y la hipotética compradora interpretada por Macarena Gómez) llevan el peso de una historia angustiosa, macabra, claustrofóbica y terrorífica. Porqué si de por sí el hecho de buscar piso ya da pánico, eso de que a la casera le pueda faltar una tuerca da todavía más. Tal vez un poquito más de metraje, menos flashbacks y más peso de Adrià Collado no hubiera estado mal, pero en un día como el hoy (que podríamos ir perfectamente en piragüa por la calle) esta es una de las mejores opciones para disfrutar "tranquilamente en casa". Por cierto, no hacía falta el hijo rarito, el cupo de mal@s lo llena Núria González ella solita.
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