18 de diciembre de 2007

Pushing Daisies



No voy a resumir esta serie, ni pienso hablar de los personajes: para eso ya está Google o, esta página dedicada a la serie.


Por ahora ya he visto cuatro capítulos. Cada uno de ellos te sumerge en una historia diferente, pero también cada uno narra laa historia de cada uno de los personajes principales.

Pushing Daisies es como capitulizar un cuento que no se puede ubicar en el tiempo, con damas que esperan su primer beso, pasteleros que sueñan con abrazar a su amada sabiendo que es imposible y perros que no pueden ser acariciados por su dueño, jamás. Y, cómo no, con la muerte planeando en cada capítulo...

Otro punto a su favor es una escenografía de diversas épocas, colorista y llamativa hasta el exceso (a mí, personalmente, me encanta).
Los personajes, entre tanto colorido, parecen felices, pero sólo están resignados ante sus propios dramas, y eso a la serie le da un toque melancólico y triste que gusta tanto a fans de Tim Burton o Jim Henson como a talifans de series más convencionales.

Ahora sólo falta que en el paraíso de los helados de kilo les guste el formato y le perdonen la vida a la serie un par de temporadas más. Yo lo dudo, pero ya me he encariñado con la serie.
Espero no ser la única que ha sentido cierta satisfacción al ver que con aires frescos y renovados se pueden revitalizar historias que, en el fondo, nunca pasan de moda. Si os preguntáis si la serie lleva toneladas de azúcar, la respuesta es afirmativa ¿Qué esperáis de un cuento?.



El 31 de diciembre estaremos Perdidos, ¿será la estocada final a la serie?

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